Un país sin bosques es una tierra con cada vez más inundaciones, olas de calor, éxodos sociales y en definitiva una tierra sin futuro ambiental.
Aunque exista una ley de bosques y todo sepamos la importancia de estos en la vida, la tala ilegal continúa. Al hablar del tema, seguramente pienses en Formosa, Santiago Del Estero, Chaco y Salta.Sin embargo la provincia de Córdoba ostenta la tasa de deforestación de Argentina y América latina. Solo en esta provincia se han perdido casi todos los bosques nativos, la cual tiene menos del 5 de las 12 millones de hectáreas que tenía a comienzos del siglo XX. Las causas de este proceso son principalmente económicas. Una parte por la extracción forestal, es decir para usar leña,
madera y carbón y la otra se perdió por los cambios en los usos de tierra, ya sea para agricultura o ganadería, o para seguir construyendo casas y negocios inmobiliarios.
Donde alguna vez hubo un bosque biodiverso quedan solo monocultivos cargados de venenos. Donde hubo fuego, pasturas quedan o los cimientos de algún nuevo edificio.
Mientras vemos simplemente como va
n desapareciendo nuestros bosques, no dimensionamos que sorteamos nuestro futuro.
No se trata ya solamente de árboles, aves, anfibios o reptiles. Se trata también de personas de carne hueso, personas destinadas a éxodos, a inundaciones, pobreza, climas extremos, y un futuro ciertamente cruel.
Temporadas sin fin
Como todos los veranos nos vamos acostumbrando a los incendios forestales.
Incendios en la patagonia, en humedales del delta, en el norte y en el sur, en Argentina, Chile o Brasil. Ya se naturaliza el asesinato de lo natural.
Pero hablar de pérdida de bosques no solo es hablar de incendios. Primeramente se debe hablar de deforestación.
Datos alarmantes
Entre 1998 y 2022 se deforestaron más de siete millones de hectáreas de bosque nativos en el territorio nacional.
Para darnos una idea, según el informe de Greenpeace de deforestación 2021 en el norte argentino se desmontan 12 canchas de fútbol por hora. Solo ese año se desmontaron 110.80 hectareas, la cual mayoritariamente se realizaba de manera ilegal
Por su parte la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), ubicó a la Argentina entre los diez países que más deforestan entre 1990 y 2015. En primer lugar de la lista se encuentra Brasil quien desmonta en promedio 984 mil hectáreas anuales, en relación a las 300 mil hectáreas anuales, en promedio, que se deforestan en nuestro país.
Hay que penalizar el desmonte
Las multas ya no son una herramienta que funcione, por que si son altas las judicializan y si son bajas las pagan y siguen desmontando.
Por eso es necesario empezar a catalogar la deforestación como delito. Algo que se intentó en los últimos años mediante proyectos oficiales que lo incluyeran en la reforma del código penal, algo que finalmente no prosperó.
Mientras tanto se sigue buscando la ley de protección de bosques, para de alguna manera frenar los desmontes ilegales.
Concientizar/nos
Es sabido que la deforestación es uno de los principales causantes del efecto invernadero que sufre nuestro planeta, potenciando eventos extremos como inundaciones, olas de calor, pérdida de biodiversidad, y por supuesto incendios. Sin embargo muchas personas no tienen en cuenta el complejo entramado del modelo productivo.
Es necesario hablar de la relación directa que existe entre los desmontes, y la expansión de cultivos transgénicos, principalmente soja y maíz, los cuales tienen como primer destino la exportación a China y Europa y son usados como forrajes y combustibles. Producimos alimentos para cerdos del otro lado del mar, a cambio de unos cuantos dólares destinados a pagar una deuda fraudulenta con el FMI y satisfacer la ambición de algunos productores ciegos.
Pero ¿cómo podemos llamar alimento, a algo que crece solo a costa de veneno y fertilizantes químicos?
Mientras cada vez más municipios en Argentina, confirman la presencia de agrotóxicos en el agua corriente y en la lluvia, la pobreza ya superó el 40% por ciento. Sin embargo cada vez hay más y más hectáreas cultivadas, ¿cómo se explica que haya más producción y más pobreza? Es simple, este modelo de producción no está pensando en los argentinos como vos y yo.
Debemos estar alerta y seguir concientizando a la población. El 50% del territorio nacional se encuentra en condición de estrés hídrico. Pero aunque la sequía preocupa a productores que rezan a Dios por la lluvia, no será problema para los que apuesten al trigo, que tienen permitido el cultivo del trigo transgénico HB4, resistente a la sequía y al glufosinato de amonio, otro veneno mortal. Un pésimo remedio para un gran mal.
Estamos ante una emergencia generalizada, social, climática y de biodiversidad.
Esperamos de una vez por todas que se pueda penalizar y prohibir los incendios forestales y los desmontes en todo el territorio nacional, pero sobre todo que podamos seguir concientizando a la población para que hayan oídos sordos, ojos ciegos ni platos vacíos.
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