Muchos asuntos de vital relevancia están sobre la enorme mesa que hermana a estas naciones por la voluntad de construir un vínculo, una unión, un símbolo tangible de latinoamérica y el caribe para lograr consolidar equilibrio político, ambiental y económico, a sabiendas del privilegio ecosistémico que significa.
Se confirmó la ausencia del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, pero sí está confirmado el canciller, Marcelo Ebrard. Tampoco estará Dina Boluarte de Perú, país que atraviesa un momento de crisis institucional y protestas sociales recurrentes y continua vulneración de los derechos humanos. Se suman a los que estarán ausentes Alejandro Giammattei de Guatemala, Laurentino Cortizo de Panamá. No vendrá el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, aunque sí asistirá su canciller, Denis Moncada.
A último momento el presidente de Venezuela Nicolás Maduro confirmó su ausencia debido a las acusaciones hacía su persona desde los distintos referentes políticos hasta la propia comunidad de Venezolanos que habita el territorio Argentino que a lo largo de la jornada del lunes se concentraron para reclamar verdad, justicia y la apertura del proceso de judicial para salar las heridas del pueblo bolivariano.
Una nueva reunión de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, es un mecanismo intergubernamental de diálogo y concertación política, incluye a los 33 países de América Latina y el Caribe, y surge con el compromiso de avanzar en el proceso gradual de integración de la región, haciendo un prudente equilibrio entre la unidad y la diversidad política, económica, social y cultural de los 600 millones.
Está integrada por Antigua y Barbuda, Argentina, Bahamas, Barbados, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, San Cristóbal y Nieves, Granada, Guatemala, Guyana, Haití, Honduras, Jamaica, Mancomunidad de Dominica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, San Vicente y las Granadinas, Santa Lucía, Surinam, Trinidad y Tobago, Uruguay y Venezuela.
La esperanza de gestar una moneda única que puede perdurar a través del tiempo es un escenario anhelado por algunos países en particular Argentina, pero estamos en un contexto complejo en donde no hay un rumbo concreto. Se trata de un asunto que debe superar distintas etapas y dificultades, más allá de las simpatías políticas, la propuesta surge en un contexto que puede ser favorable para la toma de decisiones, sobre todo tras las victorias presidenciales de Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil, una de las economías más fuertes, y de Gustavo Petro en Colombia, quienes están a favor de la integración latinoamericana, para disminuir la desigualdad y mejorar la economía regional.
La pregunta es ¿Qué objetivo tiene la CEPAL?
Potenciar el diálogo respetuoso entre todos los países de la región, el desarrollo social, la educación, el desarme nuclear, la agricultura familiar, la cultura, las finanzas, la energía, en esta instancia se presenta el debate sobre políticas de género y el medio ambiente.
Sucede que en este último tópico hay que hacer especial énfasis debido a la cruda situación de sequía que afecta al territorio Argentino, una de las peores sequías de la historia, casi el 55% de la superficie del territorio está afectada por la falta de lluvias o en condiciones de estrés hídrico, según un informe del Sistema de Información sobre Sequías para el Sur de Sudamérica (Sissa).
Esta crítica situación tiene su origen en diversos factores, el cambio climático producto de deforestación agresiva en distintos puntos de latinoamérica en general y en particular en nuestro país se ha registrado focos itnios en todas las regiones, con especial hincapié en la región pampeana y al noroeste en la región chaqueña, a principios de 2022, Corrientes también fue azotada por el fuego, lo que causó un grave daño ambiental y ecológico. La bajante histórica del río Paraná. Finalmente factores externos que tienen que ver con fenómenos climáticos, el efecto de la niña que aunque poco a poco y lentamente vaya terminando su ciclo esta situación desnudo la real dependencia al modelo productivo de cereales, soja y oleaginosas. Y esta situación se adapta a cada país del continente en donde una de las preguntas es: ¿Que exportaba tu nación hace 200 años? ¿Hay una laceración de los suelos?
¿A América Latina solo le corresponde el papel específico de producir alimentos y materias primas para los grandes centros industriales?
Muchos asuntos de vital relevancia están sobre la enorme mesa que hermana a estas naciones por la voluntad de construir un vínculo, una unión, un símbolo tangible de latinoamérica y el caribe para lograr consolidar equilibrio político, ambiental y económico, a sabiendas del privilegio ecosistémico que significa. El arma de doble filo que sin dudas es los bienes comunes, mal llamados recursos naturales. Educación ambiental integral, adaptada a cada territorio para que no se usufructe la tierra por que cada uno de nosotros también somos titulares.
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